14.2.07

Licenciada en Café de Filtro

Hola, bienvenidos a mi primer post, cuanta presión, tengo que escribir algo divertido no ? jajaja.

Como secretaria de esta honorable institución con 100 años de trayectoria deben imaginar que he servido miles y miles de litros de café. Pero no café pedorro, sino café de Bonafide (ohhh, perdón) y me he convertido en toda una experta en la materia. Ya sé cuando un café está legal, cuando se quemó, cuando está aguachentado y cuanto está violento (o fuerte).
El café es mi oportunidad de pequeña revancha con la gente que no me llevo bien o que no me cae simpática. Aquellos que me saludan como una persona y no como un número se llevan un café recién hecho y con la medida justa. Los garcas reciben un café super quemado que lleva un largo rato en la cafetera y sin vasito de agua extra, bancate la sed por garca, hay gente que se muere de hambre. Si es el más garca ni siquiera le lavo la taza, dicen que el agua caliente mata todo y no hubo ninguna muerte en estas oficinas. A algunos ni les he convidado, antes era más atenta, pero una con el tiempo se va poniendo más hostil y más si el trabajo no le gusta. Creo que hay que adaptarse sin perder los principios, aunque algunas cosas rompen las pelotas, como por ejemplo tener que taparme los tatuajes para que no empiecen las preguntas existenciales como si uno fuera un ex convicto.
Me estoy yendo por las ramas, vuelvo al tema: los que peor se portan reciben el café de máquina, equivalente a cáncer en vaso. Ya no siento culpa cuando sirvo un café impresentable, antes me perseguía y me quedaba mirando el efecto sobre el humanoide que lo ingiriera, ahora hasta lo disfruto. Lo que no disfruto es el momento en que entro a la sala portando la bandeja, siempre tengo miedo de tropezarme o mandarme alguna torpeza que arruine alguna prenda, enchastre papeles importantes o me haga pasar la vergüenza del mes. Otro momento feo es cuando no me acuerdo qué cosa pidió cada uno, si té, café, café con leche, cortado o café solo y a veces entro, dejo la bandeja y que se arreglen, después me tildo pensando si eso estará bien, nunca hice un curso de protocolo y ceremonial y tampoco tengo el mínimo interés en hacerlo.

Si, ya sé que no soy Robin Hood, pero a veces puedo sentir algo parecido a una venganza...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

felicitaciones por tu blog!, te pediré asesoramiento.muy bueno lo que decís del café a mí me pasa lo mismo!, lo peor de todo es cuando te dicen que vos sos la que mejor hace el café en la oficina y cuando una no está nunca hacen, incluso si una está y no lo hacés, tampoco lo hacen...

Unknown dijo...

claro, pero convengamos que una de las funciones de ser mujer y encima secretaria es hacer el café. jajaja...

Anónimo dijo...

leí tu texto y me ví reflejada...

yo tambien soy secretaria y vivo las mil peripecias de asistir en las reuniones y servirles café!

te juro que muchas veces aprieto los dientes fuerte y asiento por dentro: esto es una oficina, no un bar!!! gggggrrrrr!

Anónimo dijo...

las pequeñas venganzas a mi juicio son las mejores, porque nos permiten sacarnos la bronca sin convertirnos en eso que odiamos... aguanten tus cafes asesinos, tus cafes suculentos!

Anónimo dijo...

jaajaajajajajajajjajajaja
sos grossa Pit, sabelo!!!!!!!