23.1.08

Ring my bell


El día anterior a irnos de Iruya (ya no sé en qué fecha fue, tampoco viene al caso) perdí mi celular por segunda vez. La primera vez que se perdió estuvo dos días desaparecido y lo encontré en el bolso que me acompañaba todo el tiempo con mis objetos de valor. Lo raro fue que lo había buscado muchas veces ahí adentro, mi bolso se había convertido en una sucursal del triángulo de las bermudas.
Era imposible encontrarlo en esa segunda vez, porque lo había dejado apagado. Probamos a cada rato con Renata y Sol, llamando a la nada a ver si se producía algún tipo de encuentro cercano del tercer tipo y nos atendía alguien. Hasta que sucedió, una familia tucumana lo había encontrado sobre un montículo de piedras y habían llamado a mi vieja para avisarle que lo tenían (en mis contactos dice "mamá") :

- Hola, usted es la mamá de Pitu ?

- SI. QUE PASO ???????????????????????????????????? ESTÁ BIEN ?????????
DIGAME LA VERDAD !
- Yo sabía que Ud. se iba a asustar, yo también soy madre. Perdió el celular y lo encontramos nosotros, no se asuste. Queríamos ver si podía avisarle que estamos en el camping de Iruya en una camioneta blanca.

Mi único contacto con mi progenitora era el celular, no le había dado los números de mis amiguitos para preservar mi intimidad, pero le había avisé después que ellos de la pérdida y me dijo:
- ME ESTABA POR IR A ALMORZAR CUANDO ME ENTERE, ME QUEDO LA COMIDA ATRAVESADA !!!!
Solo disgustos doy. Primero íbamos a encontrarnos en el pueblo y compré dos vinos tintos en botella en agradecimiento, cuando me dijeron que ya se habían ido para el camping me quise morir. No sabía si ir a buscar el celular o mandar todo a la mierda. Eran casi las dos de la tarde en un rato se iba el micro y yo tenía cuarenta minutos para bajar una montaña, cruzar un río y subir parte de otra montaña para llegarme hasta ahí. Estaba en jean y el sol asesinaba cráneos. Me sobrepuse a la adversidad e hice todo el trayecto trepando con las dos botellas, una en cada mano, corriendo el riesgo de hacerme mierda contra las piedras y perder el obsequio. Llegué al camping sin aliento, apenas pude ver la camioneta blanca y me acerqué, agradecí simpáticamente, no me querían aceptar las botellas de vino, me planté y les dije que me había costado mucho llegarme hasta ahí con ellas, que por favor se las quedaran. Lo dije con tal firmeza que no insistieron. Me volví más despacio, el tiempo sobraba pero los botonitos del celular estaban algo resecos del sol. Al menos sigue andando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mon Pe Pitt!!!

Ahora me has dejao en la duda:

*Acaso la dislexia, esta provocando que escriba al mejor estilo mandarin?

O esto de escribir en el trabajo (entrecortado) afecta a la enrrediza redaccion del post bloguero?

Paf, ayer le entramos a la pipa de agua...
Vos decis?


Yo creo que sigo fakin creizi


Alabadoooo yisus!

Vicky dijo...

eh?? desde cuando sos de Huracán chanta! jajaa
que lindo estuvo el sábado.