Bienvenida al barrio

Los vecinos del otro PH de la calle Estados Unidos, que viven al lado de mi casita no se alegraron con mi llegada. Es una pareja de mi edad, ella tiene cara de mal atendida, es una persona desabrida, espero cambiar este concepto. El sábado quise saludarla pero al toque enfiló para la escalera y me dejó hablando sola. Ok, quedamos así. Su pareja no me cayó bien de entrada, con su campera de Boca fue estigmatizado al instante por mi instinto gallináceo. Encima apareció con un cuzco horrible, que acaricié para no ser tan fría. También lo saludé, pero es un tipo de pocas palabras, al igual que su concubina y no dudó en cortarme el rostro de toque, y ante mi propuesta simpática y descolgada de grabarles música (como para ver si podía sacar un tema de conversación, porque me desconcertaron realmente con esa cara de pocos amigos) me contestó: no escucho música. Eso también me preocupó. Ya tengo mi respuesta defensiva si me piden que baje el volumen, les diré que su horrible perro ladra cada vez que respiro.

Digamos que mis primeros pasos en Boedo Bagdad en ese sentido no fueron tan buenos, sumado a que por error le dí a mis amigas el dato del departamento B, y era el A. Por ende durante todo el sábado las chicas han tocado en el departamento de ellos. Al otro día en el portero encontré las letras A y B pintadas con fibrón y bronca. Pero faltaba el broche de oro: esta mañana, a las 8 pasadas vinieron de la empresa de mudanzas a buscar los canastos y les tocaron a ellos, los despertaron...

Se puede decir que ya fui declarada vecina no grata.